Juan Antonio “Cuchili” García es el creador de “Visitas” un clásico emprendimiento que nació en Mendoza en 1976, y tuvo su desembarco en Pico en los años 80, dándole nacimiento a las empanadas de jamón y queso más ricas del mundo en el año 1987, al menos para muchos fans que las siguen eligiendo.
“Cuchili” es de Mendoza donde todo inició, gracias a la descendencia de su padre, que hacía pizzas y empanadas en su ciudad natal, “yo anduve por muchos lados y donde estuve aprendí una variedad de empanada. Mis orígenes son en Mendoza y mi padre hacía pizzas y empanadas de carne, tipo mendocina con mucha cebolla y cuando me fui a vivir a Córdoba, la gente caía y me pedía empanadas árabes, y yo no sabía ni que eran. Mi cuñado tenía un amigo en la municipalidad de Córdoba que era turco y me conectó con la madre, y me fui a que me enseñé a hacer empanadas árabes, no solo el relleno, sino también la masa y ahí aprendí”, comentó.
García hoy sigue vendiendo sus empanadas, además de JyQ y Arabes, agregó de Matambre.
Cuando llegó a Pico, los clientes le pedían empanadas de jamón y queso, pero el no las había hecho nunca, así tocó aprender a hacerlo, “en Mendoza no existía, en mi vida había hecho y ni se me hubiera ocurrido hacerlas. Empecé con mi señora a investigar como hacerlas, porque las hacía y el molde se llenaba de queso y no había forma de que se quede adentro. Le encontré la vuelta y tuve un éxito bárbaro, porque todo el mundo iba a buscar jamón y queso sin conocerlas”.
En ese momento el éxito fue tal, que tenían que escaparse de la rotisería junto a su esposa, porque no tenían más producción. Pero, ¿Cómo fue que todo se dio en calle 10 y 11?
“Yo inicie en la 10 y la 11, tenía una opción en una panadería que estaba al lado del bar Roma, que tenía un horno a leña impresionante y estaba otro comercio que estaba sobre calle 10 casi 17. Conversando con la pareja de un amigo, le digo Marisa vos qué opinas de esto y me dijo mira, en ese momento no estaba hecho el paso de la Avenida, de las vías y me dijo, acá hay dos calles que cruzan la ciudad, calle 10 y 24, y entonces me quedé con el de la 10 y la 11”.
Si bien parece que el comienzo fue todo perfecto, la realidad, es que no todo es color de rosas, “Yo había alquilado otro sobre calle 15 casi Avenida, cuando yo llegué con el camión cargado con toda la pizzería, cuando voy a abrir a la noche, se presenta el señor de la inmobiliaria y me dice, cambiaron los planes, que necesitábamos otra garantía, y agarré y le entregué la llave al señor y nos fuimos”.
De ahí en adelante, todo fue descontrol y muchas ventas, las empanadas de jamón y queso se convirtieron en un clásico, y generaba que cualquier persona que las probaba, no podía resistirse a ellas.
“La cordobesa de toda la vida era mi señora y ella en ese momento usaba mucho la frase “No me guarde rencor” porque nos quedábamos sin mercadería en la mitad de la noche, era un despelote, atendíamos 70 clientes, no existía el teléfono, el delivery, nada, la gente las esperaba ahí. Vendíamos unas 40 docenas, era una locura. Y muchas noches nos escapábamos, ibas vos me hacías el encargo y a las 10 de la noche no tenia mas mercadería, no había forma de hacer más porque éramos nosotros dos solos, era un despelote y después pudimos tener más gente, empezamos a prevenir, pero al principio vos no sabíamos como nos iba a ir”, contó.
Las empanadas de Visitas, son las de “Cuchili”, un creador que compartió su receta con mucha gente, pero nadie logró replicar el sabor que Juan logró en sus inicios. Las empanadas de jamón y queso trascendieron generaciones, familias enteras que comparten la misma pasión gastronómica, de saborear la mejor empanada del mundo.